martes, julio 03, 2007

Dior Haute Couture

La Haute Couture se convirtió en el escaparate de elegancia del mundo. A Versalles se trasladó la Alta Sociedad del mundo de la moda para observar, disfrutar y comprender el espectáculo de grandeza, feminidad y soberbia con el que Galliano ha demostrado al mundo que él es el más grande. L´Orangerie dio lugar al más mágico catwalk de la temporada donde la “elegancia extrema” que rogábamos, dio lugar a la suprema elegancia basada, fundamentada en la sofisticación y la opulencia de la corte del Rey Sol creador de la “etiqueta” y, por tanto, del lujo. Armiño, perlas, oro, piedras preciosas, celebrities, top models, grandes artistas, fantasmas dieciochescos, el parnasianismo francés que tiñó el modernismo y la belleza formal de las maniquíes más bellas del universo.

Abrió el desfile aniversario la última top, Gisele que, enfundada en un traje de chaqueta negro rematado con una capa de brocados florales y strass negro. Falda tubo negra con detalles centrales bordados combinada con una chaqueta de corte evasé en negro, con caderas de crinolina. Un broche de diamantes en flor nevados al lado del rostro fue el punto luxe de un conjunto de, elegancia suprema y etérea, Guantes de cuero hasta el hombro en negro carbón y, un tocado geométrico. Galliano evidenció que las Grandes Damas De Los Años 40´s están de moda y convirtió a Gisele en una maniquí con los labios rojos que famosos hicieron a Dior: “Al menos, sus labios vestirán de Dior” dijeron y John reconvirtió a la mujer en un milagro de la moda.

Velázquez y sus bufones inspiraron este diseño; en un marrón veneziano bordado en oro con abanicos y pavos reales este diseño de corte renacentista trasladó al público a la quintaesencia de la moda. Golas españolas en gasa blanca y dorado constituyeron la parte nacional del diseño. Volúmenes alternos en el busto y corte invernal. Como accesorios, una boina trovadoresca en terciopelo marrón glacé y un adorno de plumas chocolate mate. Impresionante.

En la Corte del Rey Sol no podía faltar la opulencia del armiño. Una estola blanca como la nieve, guantes de raso blanco hasta el hombro y un juego de pendientes y collar en oro mate constituyeron los complementos de un diseño estructural y geométrico de raso pesado. Un diseño con caída en abanico en tonos azafrán con cola plisada y con pechera bordada en hilo de oro y piedras tostadas. Un corsé geométrico aplana el busto y lo convierte en el escenario para los brocados florales. Las peinetas de carey recogían un moño vintage. Opulento y Excesivo son, los adjetivos del diseño.

Naomi, popular y controvertida Naomi, lució un diseño en tonos rosados y liláceos que rememoraban al corte del diseño Delphos. La Diosa De ébano se muestra sobrenatural, femenina, mística, agazapada como una gazela y Galliano la envuelve en un corsé brocado en rosa y adornado con estampados de leopardo en rosa, estampado favorito de Monsieur, y la añade una corona de flores líricas, ornamentales y, fastuosas. Joyas, diamantes, strass complementan un look onírico y de ensueño. Bella, fastuosa y elegante.

El Marriage A La Mode de Hogarth se ha convertido en el inspirador de la elegancia inglesa. Naranja vibrante, rojo fuego, amarillo llama… Un refinado y sofisticado diseño con sello británico, guantes de cuero blancos y pendientes en forma de lágrimas. Una chaqueta con volúmenes alternos en los hombros y en la cadera con pliegues irregulares brocada en un estallido de flores rosadas y naranjadas en seda de Damasco. De corte húsar, el diseño que recuerda a un redingote es una señal de la elegancia, una falda tubo de corte sirena en naranja pálido junto con un sombrero plano con una flor naranja y el cabello rizado y recogido con peinetas. Exquisito.

España y sus mujeres fueron el eje central del discurso en tela de Galliano, y para este diseño Goya fue la inspiración. Rojo sangre con destellos de rubí y bordados goyescos en negro complementados con una mantilla, imponente, de encaje negro. Cintas de raso ciñendo el cuello, luto y pasión, sangre y contrastes. Diría Galliano: Muere Y Vida en un mismo color, sentimientos contrarios y siempre, la opulencia española dramática y popular. Como siempre, la teatralidad del enfant terrible está patente y sus labios oscuros, sus ojos maquillados y las manos como única revelación son los toques clásicos de una época marcada por la sangre española.

Guiño muy particular de este diseño, provocación el gesto, provocación intencionada… No quería una dama, quería una semi mondaine o cortesanas de lujo de aquella Francia dieciochesca. Un diseño ampuloso, ecléctico, femenino. La crinolina que los otros diseños usaban ha dado paso al polisón y la seriedad al exotismo. Un diseño con mangas ariette adornado con brocados tornasolados y una pamela, ¡oh, la reminiscencia!, con plumas y rizos. Ella no engaña, maquillaje teatral y exotismo lujoso de aquel que tras el II Imperio de Francia, la moda se convirtió en asunto de estado y no en frivolidad.

Tenía que ser ella la que luciera el oro líquido hecho prenda. Haciendo gala al llamado “Ojo de Brahma” este diseño en degradé de oros y adornado con aplicaciones de piedras y strass se convirtió en una de las joyas del desfile. Ojos teatrales y el cabello adornado con una redecilla de diamantes entretejidos como complementos para un diseño ecléctico y barroco al estilo Galliano. Una princesa húngara de la vieja escuela en la que idolatraban las joyas y los adornos. Composición geométrica, con volúmenes alternos y teñida en el exotismo de aquel que llamaban el Rey Sol.

Otra de las tops, Amber Valleta, salió a desfilar con el que decían era el tono predilecto de Maria Antonieta. Azul cielo de corte globo y con mangas estrechas recubiertas por falsos puños festoneados de raso azul celeste. Escote balconette, muy francés, decorado con hilos de plata y brocado con detalles florales en tonos lilas. Las casacas de aquel New Look de Dior de los 50´s mezclados con el sabor añejo de una reina sacrificada a las masas por la opulencia. Falda globo, etapa arquitectónica de Dior, con una pala delantera levemente bordada y con infinidad de pliegues. Codiciado tocado de hojas en dos colores, porte regio para la dama del Viejo Continente con sabor actual.

Pletórico, actual y lejano al mismo tiempo. Rosa y plátano enfrentados, complementados como los sinsabores de la pintura. Dos artes hechos uno, moda, en un diseño actual y exuberante aunque también con un toque fifties o de la inspiración Picassiana del color vanguardista, tradición e innovación en un diseño que aúna el punto álgido de las vanguardias y el sabor clásico y añejo del soneto lírico de la vieja Costura. ¿Disfraz o piel? Quizás una prenda adecuada para Venecia o una ilusión futurista de un Galliano “sometido” al XVIII. En cualquier caso, maquillaje teatral y aire del maniquí obsoleto y fijo de los 50´s codiciado por su percha y no por su forma. Eso sí, detalles como el tocado o la pulsera art decó de la mano son el guiño clásico a un diseño marcado por amplios contornos negros que parecen el esbozo del traje que pudo ser…

Diferente y alarde de catwalk. Un diseño mágico, blanco nácar, de la línea recta de Monsieur, rematado en una flor de pintura, mágica textura, rosa carmín. En el aire evoca el pliegue que marca la trayectoria de Galliano y, los guantes, tan necesarios para la mujer decente, en negro cuero. Vil maquillaje que la convierte en un jarrón, mujer objeto, mujer florero adornada con las sempiternas perlas del universo paralelo de la musa picasiana. Luce un bello tocado en forma de paleta de colores, mágica, maestra, sublime…

La moda es un arte. Y Picasso el mentor maestro y musa del diseño. Sus arlequines cobran vida obtusa en un diseño muy Pierrot francés pero muy formal español del hombre del Guernica. Rombos olvidados, rombos coloreados, golas marcadas, sombreros Napoleónicos, golas maquilladas, rostros cortesanos y antifaces de la vida es un carnaval de Galliano. Alarde de técnica en el llamado polisón moderno en pliegues acolchados del modelo; alarde de audacia en las plataformas lilas del diseño. Frágil, etéreo y, ambiguo. Muy Picasso…

Irina, post moderna, culminó la evocación futura con los pantalones harén que tan populares serían en tiempos del Moulan Rouge y las Mondaines. Con pantalones color púrpura, vino español, de inspiración a Goya y los pantalones masculinos de Zurbarán o de aquellos toreros regresan, femeninos y exagerados a la actualidad adornados con flores de plumas salpicadas de color, marabú y pavo real, y encorsetadas en tonos maquillaje. Un tocado de flores, hortensias, flor de luto y de alegría antítesis hecha moda, para convertirse en la flor de los peinados. La cadera toma protagonismo y, la actitud insensata y provocadora.

El más francés de los diseños brilló de la efigie de Doutzen en rosa maquillaje, Hombros descubiertos, pechera bordada con aquel mítico collar Napoleónico que fue robado y jamás encontrado y una narración ampulosa del aire refinado y excesivo de la corte francesa. Mangas desestructuradas y arquitectónicas y sobrecapas de tules y satén brillante bordan un vestido de reina y emperatriz. La delfina estaría orgullosa del ingenio de Galliano. En estos años, el bolso aún no era popular y los grandes bolsillos se lucían por fuera, un manguito de tela y piedras en el exterior donde guardar las pertenencias y, el codiciado sombrero inglés plano y decorado con flores. Un guiño a Francia, soberbio.

En aquella sociedad victoriana en la que las princesas bailaban en recepciones, una dama llega ornamentada y geométrica, grácil pero decadente, futurista y antigua. Los lazos, complemento it del XIX, toman el diseño y cobran vida propia caricaturizando el estilo sobrecargado de la época. En tonos melocotón con matices caramelo y escote caja luce guantes de Eugene y cascadas de estampados que transforman a la mujer en un objeto. Un tocado ornamentado con lazos brillantes culmina el look de una dama que luce una pesada cola móvil alarde de técnica y arquitectura fragmentada en dos. Genial.


Verde esmeralda alumbraba la vuelta de un Galliano resucitador de tops en un desfile que marcará historia. Perlas felinas y femeninas; diamantes brillantes y líricos, mujeres épicas y lúcidas, nobles, reinas y princesas evocando aquellos ambientes literarios y oníricos de un mundo en el que el cisne es símbolo de lo erótico y lo metafórico, de un mundo poético plagado de detalles obtusos que muestra la belleza formal y palpable de la realidad sinuosa y femenina de lo tangible, las joyas, las telas…, y lo intangible, la elegancia, el savoir faire… Mujeres respetadas y populares, lujosas y hedonistas, eclécticas y siempre místicas, envueltas en el halo que Galliano teje y con el que las tapiza para convertirlas a ellas mismas en las maniquíes atrapadas en el retal de un sueño barroco.

En aquel Versalles suntuoso de diamantes y flores, de damas recatadas y extravagantes, en aquel recodo francés más parecido a Ascot que a París, la corte de Mariantoinette ha llegado, ha desembarcado y con ella el lujo, el glamour… Galliano creó un mundo diferente y femenino en los tocados llenos de gracia juvenil, ostentosa, voluminosa y creo, diseñó imaginó y aventuró los tonos nude y pale de la moda, desde el melocotón al lila en una agudeza visual maestra. Los zapatos de ballet fueron el eje central de una colección de tocados ostentosa, como no podría ser de otra forma, con cintas rígidas, armadas que, estaban decoradas con piedras anaranjadas. El aire de nouvelle riche está presente, no se priva de nada, y luce zorros lavanda y perlas infinitas tan Worth y Poiret coronadas por la extravagancia en gasa tornasolada que refleja la luz. Dama caricaturesca, como su sombrero.

Damas medievales de cabellos rojizos épicos con el cabello estrellado como en el más bello sueño de Monsieur y Galliano… Un mundo lírico en el que la belleza real lucha una batalla imposible con los sueños de los que se nutren las creaciones de Galliano. En el otro extremo la realidad palpable de los sueños, la pintura que se muestra mágica, real, imposible y preciosa como tocado de un diseño. Una paleta de colores codiciada con la que ilustrar los sueños clásicos y evocadores del barroco Galliano.

Diosas y ninfas se pasean místicas por el catwalk de Dior bajo la atenta mirada de las damas. Regias y soberbias en su porte están coronadas por creaciones de joyería. Diosa del mar, llegada a la tierra, esmeraldas y zafiros estrellados adornan su melena subida de las profundidades y, para la Diosa de Ébano, hojas de strass cubren su melena carbón y dan porte a la diosa natural. Mágicas y poseedoras de la verdadera elegancia se pasean, tocadas por la gracia, con una elegancia extrema y sutil, femenina y fatal.

Damas de la corte de Mariantoinnete, la cara y la cruz de la moneda. Unas aristócratas de sombreros delicados en colores pastel se enfrentan con cortesanas de lujo, amantes de sus maridos que lucen, opulentas, las joyas que la primera desea pero que no se atreve a lucir por demasiado despampanantes. Una luce un recatado sombrero, de la paja más bellamente trenzada y decorado con cintas de raso y flores y ángeles muy del dieciocho. Pero la otra vive para los lujos, usa tocados de colores llamativos y una amplia selección de plumas de colores además de perlas de colores y una nube de telas lujosas…


El toque actual de la colección le pusieron los zapatos que, recordaban a los chapines venecianos del siglo XV que, el Rey Sol puso de moda cuando dio un baile de disfraces en Versalles. Las joyas, barrocas, que Galliano ha escogido para la ocasión ilustran muy bien, acompañando los diseños. El maquillaje tenía guiños prerrafaelitas, y tamizaba el rostro con toques nacarados y labios suaves. Aunque la opulencia excéntrica de Galliano también resaltó, desde Gisele que se convirtió en una regia dama de los 40´s a las majas de Goya españolas teñidas de luto y cobre.



Monsieur Dior estaría orgulloso de presenciar el espectáculo que John Galliano ha ofrecido al mundo en un doble aniversario, la Maison Dior cumple 60 años y, Galliano 10 al frente de la casa de los sueños. El gris ha sido el tono predilecto de la colección aunque bañó pocos diseños que ilustraban una verdadera paleta de pintor, gris nacarado, marrón glacé, el codiciado oro líquido, amarillo azafrán, rosa maquillaje, lila empolvado, rojo sangre, negro intenso, verde esmeralda, naranja fuego, verde agua, turquesa, azul cielo… Los tejidos oscilaron entre el armiño, el zorro y e visó para las pieles, la gasa, el terciopelo pesado, el raso, el tafetán… Diamantes, zafiros, esmeraldas, rubíes, strass y perlas fueron el reparto de joyas y piedras preciosas; brocados florales y geométricos adornaron diseños formados por pliegues, abanicos… Los complementos más especiales fueron las peinetas de carey, las mantillas españolas de encaje, los corsés, los polisones y las crinolinas dieron cuerpo a diseños que recordaban el paso de Gianfranco Ferré por Dior y que, rememoraban el auge del New Look de Monsieur. Goya ha sido la principal inspiración de la colección en la que se homenajeaba la pintura a través de los diseños de Galliano, aunque Hogarth, Tiziano, Van Dyck, Velásquez, Zurbarán, Rápale, Leonardo Da Vinci, las vanguardias (surrealismo, cubismo, dadaísmo, futurismo..) estuvieron presentes. El art decó de Poiret y los guiños a Cardin no faltaron aunque siempre con el barroquismo de John Galliano.

12 comentarios:

thesil dijo...

Impresionante el desfile de Alta Costura de Galliano!Me ha dejado sorprendidísima. Me gusta mucho el estilo que tiene de convertir el desfile en una especie de obra de teatro. Eso lo hace como nadie.
Si no me equivoco, la modelo que aparece en la última foto a la derecha de Galliano es Linda Evangelista. Me hubiera gustado leer tu crónica sobre su modelo, que parece tan espectacular o más que los demás.
Por otro lado, como diseño que yo me compraría, si pudiera permitírmelo claro, es el vestido recto color nácar con pintura en forma de flor y con sombrero de paleta de colores y pincel incluido!Es sencillamente elegantísimo.
Galliano es único en su especie.
Besitos

Mr. John Steed dijo...

Adorable review, súper completa. Un dream team de muchachas, una colección plagada de romanticismo, sí, pero demasiado ecléctica. Muy Galliano, lo cual es bueno porque mantiene su línea, pero por otra parte es malo porque de a ratos se hace previsible y aburre.

Saludos.

EDUARDO dijo...

Holly, acabo de leer tu comment, pues lo primero q hise al despertar era prender mi computadora y ver dior, en todos lados donde pude, en este momento escribo mi critica, y la verdad es q me ganaste la foto de sasha tengo otra version pero nimodo holly! tu ganas! Fantastico...

Unknown dijo...

Simplemente espectacular!! Ha vuelto el gran Galliano, con unos vestidos y una puesta en escena impresionantes...Me ha encantado!!

Lara dijo...

Quién mejor que tuu para contarnos de primera mano todos los diseños...preciosa la colección,xo no me ha impactado!!Tendrías que haber paseado por la alfombra roja como las celebrities :)
Besosss

T38 dijo...

Me ha encantado tu radiografía del desfile, no se te ha escapado ni un detalle!

Un saludo

BSBG dijo...

Simplemente, me encanta Galliano, y su forma de ver la moda, es como apreciar un bonito cuadro de una pasada época...

La crónica sensacional!

Felicidades!

Holly Golightly dijo...

Bsbg: en cierta forma la moda es eso. Un cuadro, un tapiz, la efigie de una sociedad...

Gracias por el cumplido.

Besos

Unknown dijo...

Holly, se me habia olvidado felicitarte de nuevo por tu cronica del desfile....Besos guapa!!

Hellokitty dijo...

Un desfile de lo más romántico. Muy buen post!

A mí no me gustó el vestido que lució Naomi, no sé qué tenía.

Besitos!

Holly Golightly dijo...

Nebel: merci. Besos

Hellokitty: el diseño de Naomi era un homenaje a las Juana de Arco de John y al leopardo de Dior... Besos

Anónimo dijo...

Mujer objeto, Show de Shows... La casa y el haute couture no morirán en Dior para seguir vendiendo como churros esos lipsticks y bolsos. No hay mas.