sábado, agosto 22, 2015

Las Rayas del Tigre




















Me encantan las rayas pero, por alguna razón, han quedado un poco demodés, prefiriéndose estampados más complejos. Me recuerdan a las entreguerras, porque siempre pienso en las playas de Cannes, cuando ya se va volviendo agosto septiembre. Por eso me gustan estas portadas: siguen siendo verano pero ya no tanto. Me encantan las rayas, tan marineras y tan elegantes. Y, en diferentes estilos, son tremendamente versátiles. Me gustan la rayas hasta en los animales, por ejemplo, en las cebras. En inglés hay un dicho: "a leopard can’t change its spots and a tigre can’t change its stripes". Me parece maravilloso.

lunes, julio 06, 2015

Más Que Playa







Me hace mucha gracia que las dimensiones - o pequeñas o grandes - siempre llaman la atención de Helmut Newton que, a menudo, suele fotografiar los tamaños descomunales o diminutos en relación a otras cosas. Me hace gracia este editorial titulado 'Beyond the sea' que parece un poco el reverso del otro, del 88, titulado 'New Waves'. Por cierto, este es de interior y junta otra obsesión de Helmut Newton: las muletas, las escayolas, los parches... Además, los encuentro muy veraniegos. 





domingo, mayo 03, 2015

Las Reglas Del Calzado



Estaba yo hablando con una amiga sobre zapatos y enumerando las reglas de la vida sobre calzado. Yo no soy muy ordenada, así que no tengo muchas "reglas de la vida". Pero los zapatos me interesan así que he pensado un poco sobre el tema. Ahí van mis cosas:

  1. No lleves zapatos que no sean de tu talla o te hagan daño.
  2. Siempre (siempre) lleva los zapatos limpios.
  3. Nunca lleves zapatos de más tacón que el que puedas manejar. 
  4. Nunca lleves zapatos blancos.
  5. Nunca lleves chanclas de piscina. Ni en la piscina.
  6. Los hombres no pueden llevar (nunca) zapatos de hebilla. Ni zapato marrón con traje azul.
  7. Las deportivas son para hacer deporte. 
  8. No estrenes zapatos en fechas importantes. Hay que domar los zapatos.
  9. Hay que cuidar los zapatos. Secarlos si se mojan y guardarlos con relleno. 
  10. No se pueden llevar botas en verano.
  11. No hacen falta tantos zapatos. Hacen falta zapatos versátiles. Chanel decía que los mejores eran los crema con la punterita negra porque cumplen varias funciones: van con todo y acortan el pie. 

viernes, abril 24, 2015

Grace Coddington Y Vogue



El 20 de abril, la estilista Grace Coddington, probablemente la personalidad más interesante de Vogue USA, cumplió 74 años. Probablemente sea en la actualidad cuando se encuentra en la cúspide de su carrera, especialmente por su aparición en el documental The September Issue en el que se veía a una mujer un tanto hosca, creyente firme de su trabajo y algo fuera de lugar en esas oficinas sanitarias construidas por Anna Wintour para alojar su visión de negocio y de la moda americana en la que las actrices llenan las portadas de la que -¿antaño?- Biblia de la moda. Diana Vreeland decía que muy pocas personas habían respirado el aire de una casa Vogue y debía ser cierto en un mundo como el de Mona Von Bismarck que, cuando se retiró Balenciaga, se encerró en su habitación una semana. También es cierto en el caso del trabajo de Grace Coddington aunque...

Mayo de 2015. Carey Mullighan en portada de Vogue USA.

Serena Williams, portada del número de abril de 2015 de Vogue USA.

Las Best Friends Forever: Karlie Kloss y Taylor Swift, portada de marzo de 2015 de Vogue USA.

Dakota Johnson o Anastasia Steele o 50 sombras de Grey en febrero de 2015, Vogue USA.

Teniendo en cuenta que las últimas portadas de la edición estadounidense de Vogue son Carey Mullighan, Serena Williams, Karlie Kloss y Taylor Swift ejerciendo de modernas Thelma y Louise y Dakota Johnson aka 50 sombras de Grey, pues bueno, qué duda cabe de que las cosas han cambiado y que, probablemente, haya que apechugar pero, como señala la propia Grace Coddington en sus Memorias - que, por cierto, se rumorea que van a ser película -, no hay que olvidar que hubo un tiempo en que las revistas de moda eran mucho más de 'moda' que en la actualidad que son una mezcla de lo peor de Instagram (Kim Kardashian y Kanye West) y de la industria del cine (Sienna Miller o Amy Adams fueron las portadas de los meses anteriores).

Grace Coddington fotografiada por Steven Meisel, y el gato, en 1992.

Personalmente no soy devota de Grace Coddington, aunque me gusta mucho su trabajo como estilista, porque ella como persona no me interesa. Soy consciente, y más después de la lectura de sus Memorias, que tiene una vida muy interesante, que se ha codeado con lo mejor de la industria de la moda, que sabe muchísimo de tendencias y combinaciones, que tiene buen ojo, un estilo propio, un gusto por contar historias con el que conecto y que es una buena profesional, una señora con talento y capacidad y firme de convicciones - al menos, laborales- lo que me hace admirarla. Sin embargo, y leer sus Memorias tuvo mucho que ver, como persona no me puede interesar menos. Grace Coddington es una apasionada de los gatos -sobre los que dibuja y ha publicado varios libros con gran éxito- y, en sus memorias, hurtando hueco a Helmut Newton o al Londres de los 60 o al Nueva York de los 80 con Calvin Klein, les dedica un gran espacio. Se echa de menos un editor, la verdad.


Tampoco la redacción es fluida, ni mucho menos, y ella misma confiesa que nunca lee. Que solo ve imágenes. Eso es portentoso para una estilista porque su archivo visual es poderosísimo y, al final, da igual cuánto nos engañemos, Vogue y todas las revistas del palo son libros de fotos (lo de Vogue Italia ya está a otro nivel), pero en un libro... tampoco lo suple con sentido del humor o con un poderoso anecdotario. La autobiografía de Helmut Newton es brutal para leer no solo por lo interesantísima sino porque tiene una manera de contar sus cosas que resulta fascinante aunque cuente que recogía fruta en unas cajas (o que a su hermano le ponía su madre inyecciones de mercurio en el pene) y, sobre todo, pese a que no es escritor o a que no tiene un gran estilo (a mí me recuerda al Mientras escribo de Stephen King que también me gustó muchísimo). Además, habla sin tapujos del mercadeo de sexo en la industria de la moda -en el que ella misma estuvo metida- y, aunque no deje de ser iluminador o sincero, resulta siempre triste, al menos a mí. Tampoco me parecen demasiado buenas sus reflexiones sobre qué la inspira o cómo definiría su trabajo. Parece difícil no recomendar que se lea su libro a un aficionado a la moda pero también resulta problemático. Creo que como mejor se conoce a Grace Coddington es por su trabajo y quizá esa timidez de la que ella tanto habla, y que resulta evidente, perjudique a su mitomanía al acercarse al personaje desde la propia persona. No es, desde luego, 'una estrella', como diría Sara Montiel -que no era actriz, era star-, y su magnetismo es mayor en la distancia, cuanto mayor es la distancia, porque su personaje se desvanece al conocerla, por su sencillez.



Su pelo rojo encrespado es su mayor seña de identidad. También me gusta que use poco maquillaje -por cierto, sufrió un terrible accidente de coche y quedó desfigurada completamente, arruinando su carrera como modelo- y que suela vestir casi siempre de negro y, en todo caso, sin furores estilísticos al estilo de Isabella Blow o de Anna Dello Russo. Es simpática y entrañable pero no tiene tanto aplomo como Anna Wintour ante los medios. Yo me imagino a Grace Coddington como la figura de un cuadro impresionista, un poco borrosa porque está en movimiento, y más vinculada al color que a la línea, a lo momentáneo que a lo perdurable. Creo que hace buen tándem con Wintour porque sus fricciones sacan adelante un producto -que es lo que es la prensa- pero con sus correspondientes notas de inspiración -que supongo yo que es por lo que se compra la prensa-. 


Grace Coddington fue portada de Vogue Uk en muchas ocasiones. Esta es de octubre del 62 y a mí me parece la más bonita de las suyas.

El corte de pelo de cinco puntas y el maquillaje de ojos con los dos puntos.

Me hace gracia que ella misma no se considere guapa, yo tampoco creo que lo sea, pero me resulta curioso que una mujer portada de Vogue sea tan poco vanidosa. Ella aclara que se considera 'especial', tal y como la definían en la época, un término que asociado a las modelos me desagrada y que es común entre las inglesas -sobre todo entre las más difíciles de mirar-. De hecho, le llamaban 'el bacalao' cuando era maniquí, en una línea de apodos de modelos (Jean Shrimpton, la gamba) que nunca he entendido más allá del de 'Twiggy' (palito). Fue bastante famosa en el panorama británico de los 60 porque iba vestida muy moderna y se hizo célebre por su corte de pelo, de cinco puntas, de Vidal Sassoon, y su maquillaje de ojos.

Grace Coddington fue portada del número de agosto del 62 de Vogue Uk.

Marisa Berenson en 1968 para Vogue


Grace Coddington fotografiada por Helmut Newton

Es curioso cuando se refiere a su época de modelo cuánto ha cambiado el panorama en tan poco tiempo. Desde luego, antes de los años 40, la figura de la maniquí como top model o similar es discutida pues hasta los 60 no hay un furor por estas chicas que las convierte en industriales, de alguna manera. Los años 50 son los de mujeres extrañas como la propia Dovima, con sus rasgos extraterrestres y su cintura de avispa, y el rango de edad es más maduro que joven (algo más o menos lógico teniendo en cuenta el perfil del lector y también el tipo de mentalidad). Los sesenta, con los greasers y los Beatles y los vaqueros y la Coca Cola, son el despegue de la juventud por la juventud y aparecen las chicas que bailan toda la noche y se drogan y llevan prendas extrañas. Y aparecen en el propio Vogue. Y ahí es donde ella comienza a trabajar. Sus primeras portadas son señoriales, es una chica de dieciocho o veinte años y parece toda una señora entre trabajadora y madre amantísima, con el cardado, los tonos otoñales, esos tejidos tan pesados y los cortes tan matronales. Y cinco años después es una Marisa Berenson retozante por los tejados, con pestañones y pelucón postizo y vestida por Pucci como un sueño producido por el LSD. Helmut Newton tuvo su buena parte de responsabilidad en todo ello. Y para él posó en varias ocasiones aunque, sinceramente, dudo que la buena de Grace encajara con la mentalidad del alemán que siempre era más autosuficiente que otra cosa (frente a Coddington que aboga porque el fotógrafo no sea el único que hace sus ideas en la sesión).

Vogue Uk (1981). Estilismo de Grace Coddington.

"A Style That Could Grow On You" Vogue Uk (1984). Estilismo de Grace Coddington.

"First Knight" Bruce Weber para Vogue USA (1989). Estilismo de Grace Coddington y, según ella, su editorial favorito.

"A shot of Scotch". Arthur Elgort para Vogue USA (1991). Estilismo de Grace Coddington.

"Wild at Heart". Peter Lindergh para Vogue USA(1991). Estilismo de Grace Coddington. 

"Roman Holiday". Arthur Elgort para Vogue USA (1994). Estilismo de Grace Coddington.

"The Heat of the Moment" Ellen von Unwerth para Vogue USA (1998). Estilismo de Grace Coddington.

"It's a Jungle Out There" Steven Klein para Vogue USA (2001). Estilismo de Grace Coddington.

"Alicia in Wonderland". Annie Leibovitz para Vogue USA (2003). Estilismo de Grace Coddington.

David Sims para Vogue USA (2007). Estilismo de Grace Coddington.

"The Custom of the Country" Annie Leibovitz para Vogue USA (2012). Estilismo de Grace Coddington.

Además, ahí debió comenzar su vinculación al estilismo porque en sus Memorias cuenta que la modelo se maquillaba a sí misma y que ella era la que llevaba los accesorios y se vestía para las fotos, de manera que "la bolsa" era parte importante para ser contratada. Tras el accidente de coche y las cirugías plásticas se dedicó a la parte trasera de la profesión, al estilismo, y marcó un ritmo auténtico en las revistas del ramo y, en concreto, en la cabecera Vogue. En 1988 se fue con Anna Wintour al Vogue estadounidense y, en comandita, han hecho unos trabajos estupendos. Creo que Wintour no es una mujer de gran talento pero sabe relacionarse con gente que sí (mal, mal que les limite) como Grace Coddington. Es una pena que sea tan mayor pero qué bien, qué felicidad, que cumpla muchos más tan en forma.